Supongo que no quise ver las señales, como lo ocupada que estabas siempre, lo fría que se volvió la casa o el sexo desganado y casi nunca. Los sueños se estrellan en la realidad de unos deseos que ya no son de los dos y las excusas carecen de sentido. Has decidido irte por la puerta de atrás. Necesito un instante para pensar. Necesito pararme para respirar. Ahora, que faltas tú, se apagó mi luz y perdí la fe al no sentir tu piel. No hubo una razón cuando terminó. La casa vacía, una carta sin vida. No quedan recuerdos de tu presencia y, al abrir la puerta, las estancias olían a nada. Nunca fuimos parte de un camino común. Tu amor fue aséptico en una habitación enferma. Necesito silencio para oír mi voz. Necesito mi fuerza para ser quien soy. Ahora, que faltas tú, se apagó mi luz y perdí la fe al no sentir tu piel. No hubo una razón cuando terminó. La casa vacía, una carta sin vida. Necesito silencio para oír mi voz. Necesito mi fuerza para ser quien soy. Ahora, que faltas tú, se apagó mi luz y perdí la fe al no sentir tu piel. No hubo una razón cuando terminó. La casa vacía, una carta sin vida.
Alejandro Guillán.
27 Infinitos